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11/02/2010

En tiempo de crisis: Es necesario invertir en salud ocupacional

En tiempo de crisis: Es necesario invertir en salud ocupacional


Bastante se ha escrito sobre la crisis que está viviendo el país que, a juicio de muchos, es una de las peores en toda su historia. De igual manera, hemos podido observar diferentes análisis de las consecuencias que esta crisis ha traído para empresas y empresarios.

La prevención de riesgos de origen laboral no podría ser la excepción y por tal motivo, es necesario profundizar sobre la forma en que las empresas han orientado sus programas de Salud Ocupacional en medio de esta difícil situación.

En primer lugar, es indiscutible que el impulso generado al tema de la prevención de riesgos con el nuevo esquema de administración creado con la expedición de la Ley 100 de 1993 y el Decreto Ley 1295 de 1994, se ha visto frenado, debido, en su mayor parte, a que los empresarios han orientado de una manera prioritaria sus esfuerzos, a la salvación de sus empresas, lo que trae consigo los consabidos afanes para controlar los gastos administrativos y los costos fijos, generando a su vez un desinterés por temas ajenos a los estados financieros.

Esta aseveración se ve reflejada en la rebaja considerable de los presupuestos destinados a los llamados programas de salud ocupacional de las empresas, y aunque dicha posición gerencial es totalmente entendible, sería igualmente importante analizar la participación de una correcta administración de los riesgos profesionales en la estrategia integral para superar la crisis.

Es innegable que una buena estrategia de prevención de riesgos y en general de Salud Ocupacional, puede reportar para las empresas en el país, importantes ahorros que pueden ser parte de una estrategia global de supervivencia y por qué no, de crecimiento. Está demostrado que en la medida en que se controlen los accidentes de trabajo, existe una mayor continuidad en las líneas de producción, lo que a su vez permite a las empresas lograr una mayor competitividad no sólo en el ámbito local, sino también en el internacional.

En este análisis también es importante incluir los gastos que podrían ocasionarse de cuenta de los llamados costos ocultos de la accidentalidad, representados en daños y reparación de la maquinaria, reemplazos, capacitaciones y el incremento en productos defectuosos entre otros.

Así las cosas, pueden entenderse que preocuparse y trabajar proactivamente por la salud y la integridad de los trabajadores, resulta ser una parte importante de la estrategia empresarial en tiempos de crisis, y una gran inversión que seguramente se revertirá en mejores resultados para la empresa.

En segundo lugar, pero no menos importante, es fundamental darle un vistazo a la forma en que tanto algunos empresarios, como algunas Administradoras de Riesgos Profesionales, han encontrado en la mencionada crisis, la mejor disculpa para establecer relaciones comerciales por fuera del marco legal.

Es un hecho que la inversión que por Ley deben realizar las ARP en las empresas como soporte a los programas de salud ocupacional, se ha visto reemplazada en muchos casos por actividades por fuera del tema técnico y en muchas ocasiones, simplemente por actividades que disfrazan devoluciones de la cotización que las empresas pagan por la cobertura en riesgos profesionales.

En este caso tanto esos empresarios como esas ARP son responsables de una corriente de competencia desleal que se ha venido apoderando del mercado de los riesgos profesionales, pero además son responsables de crear una gran distracción frente a los verdaderos alcances de una correcta administración de los riesgos de origen ocupacional. Sobre este tema mucho se ha escrito y el mismo Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha venido realizando un trabajo serio y constante. Pero esto no es suficiente. El correcto ejercicio de la ética y los valores no podrá ser nunca reemplazado por la vigencia y el control.

Es necesario que exista un verdadero compromiso de todos los actores del Sistema General de Riesgos Profesionales, en el sentido de buscar siempre alternativas de trabajo conjunto que permita encontrar en la prevención de riesgos profesionales una estrategia de valor agregado que facilite a las empresas y al país en general, generar el desarrollo social y económico que tanto necesitamos.
 

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